La  estrategia senderista nos obliga a plantear una fórmula coherente para derrotarla: propiciar la formación de un movimiento social que se vincule con las aspiraciones profesionales de los jóvenes estudiantes que provienen de las clases medias-bajas y que hoy son parte de la comunidad universitaria en dichos centros de estudio1. Este movimiento debe generar espacios donde se identifiquen a los mejores cuadros y se les brinde oportunidades concretas que potencien sus capacidades.