Durante la última parte del siglo XX, las sierras del Perú vieron surgir a una de las más brutales organizaciones guerrilleras del mundo, el Partido Comunista de Perú-Por El Sendero Luminoso de Mariátegui . Este movimiento revolucionario, en consonancia con sus raíces maoístas, promovió la idea que la insurrección beneficiaría a los campesinos peruanos, compuestos casi exclusivamente por pueblos indígenas. Las hostilidades entre los ciudadanos mestizos e indígenas fueron aumentadas por la brutal guerra contrainsurgente del gobierno, en la que los “campesinos indígenas” fueron mezclados con los “terroristas”. La hostilidad etnocultural no comprobada, el sesgo cognitivo y la ignorancia agravaron y prolongaron la brutal guerra civil.